El domingo 26 de junio, tal como anunciamos convenientemente a finales de la pasada semana, celebramos una más de una larga serie de reuniones lúdico-scooteriles-gastronónicas. El motivo era sobretodo la celebración de la Natividad de San Juan Bautista, y como desgraciadamente no contamos en nuestro club con ningún Juan ni con ninguna Juani pues nos tocó pagarlo todo a escote.

A las nueve nos reunimos en la terraza de La Paloma, frente al coso taurino de nuestra ciudad y frente a pintadas reivindicativas de grupos subversivos de esos. Recomendamos encarecidamente emularnos y almorzar tortas fritas en el citado lugar (*). Hasta ahora son las mejores que he tomado en Yecla (con la salvedad de las hechas por mi madre, pero a ella no vayáis a darle la lata porque os mandará a paseo).

De pronto nos vimos rodeados de motos japonesas y moteros de esos con mucho equipo y mucho cuero y con botas altas, y hasta que no se fueron no hicimos fotos, para no estropear el plano. Que una Vespa no queda bien rodeada de japos. Y encima este día contábamos con la presencia primeriza de CARLOTA y su orgulloso montador ROJIBLANCO30. Carlota es una preciosa Sprint 150 cuidada con mimo y con muchos kilómetros y aperitivos por delante.

Por fin terminamos (un poco más tarde de lo esperado gracias a la inestimable ayuda de Rickenbacker que llegó tarde. PRIMER AVISO) y nos pusimos en marcha. En marcha hacía el primer CHECK-POINT. Rickenbacker tenía que encargar la comida para luego (SEGUNDO AVISO). Y cuando se dignó a acompañarnos, ya nos dirigimos al punto siguiente. Rickembacker tenía que echar gasolina. (TERCER AVISO).

Después de una severa amonestación verbal, le avisamos de que seguir por ese camino le puede llevar a ser invitado formalmente a formar su propio club.

Y arrancamos por fin. Tomamos el camino de Sax (bueno de asfalto, algunas curvas y una olfativa e interesante ruta junto a la depuradora) y giramos a la derecha donde yo dije, porque si me llego a callar nos perdemos. Pasamos por La Bronquina y por El Carrascalejo, sitios pintorescos pero carentes de bares y llegamos a la carretera de Pinoso. Seguimos un par de Km. (los cuales me pegué con el intermitente izquierdo encendido ante el cachondeo del resto de lagartijos y las pitorradas de los domingueros que me adelantaban) y giramos a la izquierda hacia Villena. En realidad el intermitente no se me había olvidado quitarlo, es que lo puse con dos kilómetros de antelación.

Paramos en el límite del término a hacernos fotos y a disfrutar de las vistas de la Sierra Salinas (a nuestra derecha) y de una bodega (a nuestra izquierda) cerrada para nuestra desgracia.

Continuamos nuestra marcha y disfrutamos de una carretera perfecta para ir en Vespa. Buen asfalto y curvas. Muchas curvas.

Ya llegando a Villena nos encontramos a un muchacho con problemas. Su Rieju con sidecar había decidido no dejarlo acudir a la concentración de vehículos clásicos que se celebraba en Villena. Como buenos samaritanos que somos, nos detuvimos a ayudar (o intentarlo). No sirvió de mucho la bujía que le ofrecimos ni el cacho de lija que le donamos. La Rieju dijo que no y era que no.

Aunque nos ofrecimos a esperar con él la llegada de su vehículo de rescate, se empeñó en que siguiéramos nuestro camino para no perdernos la concentración. Y eso hicimos, nos dirigimos a la histórica ciudad de Villena.

Cuando entramos en la ciudad, de pronto, nos vemos escoltados por la Policía Local y por cantidad de motos y coches clásicos. Parecía de broma, sin darnos cuenta nos metimos en medio de la “comitiva oficial”. Y la verdad, la citada CARLOTA es una CLÁSICA. Pero aquí el Hachazo y el Rickenbacker van montados en unas clásicas PK. Pero bueno, nadie nos dijo nada e incluso el publico femenino nos jaleaba, lanzándonos vítores, besos y bragas, lo cual rogamos no se vuelva a repetir porque todos los miembros de LAGARTIJO SCOTTER CLUB tenemos mujer y/o novia.

La siguiente parada fue una ferretería que ahora es un centro comercial donde nos invitaron a un refresco. Descansamos un rato y viendo que la "comitiva oficial" se dirigía a otra población, decidimos “desconcentrarnos” ante muestras de desesperación y tristeza manifiesta por parte de la organización (femenina) y dirigirnos a nuestro objetivo real, el enclave de Las Virtudes.

Fuimos por el Camino Viejo, viendo a nuestro antiguo conocido el de la Rieju, que seguía igual de tirado el pobre pero ahora por lo menos estaba a la sombra.

Por fin llegamos a las Virtudes y nos dirigimos directamente al penúltimo CHECK-POINT de la jornada. El Bar El Nido. Variedad de tapas no había mucha, pero la cerveza estaba fresca, la terraza tenía sombra y el pulpo que nos pusieron estaba de cine (*).

Y llegó el triste momento de encaminarnos al último punto de control de nuestra salida sanjuanera, de nuevo la ciudad que nos vio nacer y crecer y comprarnos una Vespa y caernos con ella. Yecla. Lo hicimos por la carretera de toda la vida, siendo adelantados por coches a 150 pero manteniendo el manillar firme y nuestra bolsa escrotal en su sitio y no en la garganta.

Al final, uno que es un buenazo, aun fue con Rickenbaker a recoger la comida que había encargado y le acompañé a su casa.

Si es que no me tenía que morir nunca.


(*) Antes de que alguien meta la zarpa diciendo que aceptamos “colaboración económica” a cambio de poner bien o mal a este o aquel bar, declaramos categóricamente que NUNCA aceptamos sobornos. Y que cuando decimos que algún sitio vale la pena, es porque realmente es así. También hemos de reconocer que nuestra caridad cristiana nos impedirá hundir en la miseria a los antros donde no se coma o beba bien, por lo que en esos casos, no citaremos el nombre, callándonos como putas.

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Esto lo puso

Pascual LSC

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